En el mundo de las inversiones, es común que muchos inversores se sientan atraídos por la idea de invertir en acciones individuales de empresas conocidas. La emoción de ser propietario de una parte de una empresa prestigiosa como Apple, Amazon o Google puede ser tentadora, pero ¿es realmente una estrategia de inversión prudente a largo plazo? En este artículo, exploraremos el riesgo inherente de invertir en acciones individuales y por qué puede ser una elección poco segura para el inversor promedio.
Uno de los mayores peligros de invertir en acciones individuales radica en la alta susceptibilidad al riesgo corporativo de las empresas. Aunque muchas de estas compañías pueden parecer sólidas en la superficie, están sujetas a una serie de factores que pueden llevar a una disminución significativa en el valor de sus acciones. Un estudio realizado por JP Morgan reveló que aproximadamente el 40% de las acciones cotizadas en la Bolsa de Nueva York han experimentado caídas del 70% desde sus máximos, y lo que es aún más preocupante, nunca han vuelto a recuperar esos niveles. Esta estadística arroja luz sobre la volatilidad y la incertidumbre que rodea a las inversiones en acciones individuales.
El estudio SPIVA revela una estadística impactante: aproximadamente el 95% de los gestores profesionales que administran fondos de inversión de gestión activa que se dedican a seleccionar compañías individuales no logran superar a sus índices de referencia, como el S&P 500. Esta evidencia subraya aún más la dificultad inherente de batir consistentemente al mercado a través de la selección de acciones individuales y destaca la importancia de adoptar enfoques más amplios y diversificados para la inversión.
Además del riesgo corporativo, otro factor que debe considerarse es el riesgo de hacer apuestas sectoriales. Muchos inversores intentan seleccionar acciones en sectores específicos que creen que prosperarán en el futuro. Sin embargo, las estadísticas muestran que el stock picking o selección de acciones individuales, incluso entre los gestores profesionales, tiene una alta tasa de fracaso. Esto se debe en parte a la imprevisibilidad del mercado y a la dificultad de predecir qué sectores tendrán un rendimiento superior en el futuro.
Entonces, ¿Cuál es la alternativa para los inversores que desean evitar estos riesgos? Una estrategia más segura y ampliamente respaldada es la diversificación a través de fondos de inversión o fondos cotizados en bolsa (ETFs). Estos vehículos de inversión permiten a los inversores acceder a una cartera diversificada de activos, lo que ayuda a mitigar el riesgo individual asociado con las acciones.
Al diversificar a través de fondos, los inversores pueden reducir su exposición al riesgo corporativo al invertir en una amplia gama de empresas en lugar de apostar todo en una sola. Además, los fondos diversificados también pueden abarcar varios sectores y regiones geográficas, lo que ayuda a protegerse contra la volatilidad y los ciclos económicos sectoriales.
En resumen, aunque la inversión en acciones individuales puede parecer emocionante y prometedora, es importante reconocer los riesgos significativos asociados con esta estrategia. La diversificación a través de fondos de inversión ofrece una alternativa más segura y efectiva para los inversores que buscan construir una cartera sólida y resistente a la volatilidad del mercado. Al adoptar un enfoque más equilibrado y diversificado, los inversores pueden mejorar sus posibilidades de lograr sus objetivos financieros a largo plazo mientras reducen la exposición al riesgo.